En cualquier canal de noticias, en cualquier periódico, donde sea que volteemos veremos alguna noticia de la terrible guerra que desató Rusia contra Ucrania. Todos los días escuchamos sobre algún ataque militar o alguna ronda de discusión entre las naciones para llegar a un acuerdo. No abordaré este desgarrador tema desde la política ni tomaré parte alguna. En esta serie de columnas analizaré algunos efectos interesantes en la economía como consecuencia de las guerras.

Hace un par de semanas recuerdo haber leído la noticia sobre que Rusia había declarado la guerra y a los pocos minutos de la noticia, las bolsas de valores se desplomaron.  Un amigo mío me preguntó esa misma noche ¿por qué las bolsas se desploman? – por miedo – respondí yo.

La respuesta parece absurda, pero fue la mejor forma de resumir lo que les voy a explicar. Primero, hagamos memoria y entendamos que la bolsa de valores es un mercado en el cual hay un intercambio de capital por capital con el fin de generar rendimientos. Este capital no es dinero en efectivo sino un “papel” que compraste con efectivo y que tiene un valor “móvil”; es decir, hoy vale una cantidad, pero mañana puede valer otra. Este es el motor más primitivo de una bolsa de valores, el intercambiar efectivo por “papeles” y estos papeles venderlos más caros de lo que te costaron para generar un rendimiento o adquirir cierta propiedad en una empresa.

En la bolsa de valores se “resguardan” los “papeles” – comúnmente conocidos como acciones – de las compañías, pero al final de cuenta son sólo un papel, no es dinero en efectivo. Por ejemplo, si sale una noticia sobre la compañía Apple que afecta de manera negativa su imagen, aquellos que poseen acciones de la empresa querrán deshacerse de ellas antes de que el valor de la empresa caiga por debajo del precio del que la compraron y si todos venden las acciones el valor de la acción cae aún más (oferta y demanda).

Tener acciones significa tener dinero guardado en un papel que a futuro puedes convertir de nuevo a efectivo; sin embargo, la conversión no es tan rápida como ir al cajero automático. Ahora imagínate que ves que la situación económica es inestable y que una guerra se avecina, gran parte de tus ahorros están convertidos a un “papel” ¿qué harías? Conviertes tus papeles a efectivo por dos razones: no quieres que tus ahorros valgan menos que cuando los metiste y – una de las razones más importantes – cuando una guerra se avecina, nada garantiza que puedas continuar tu vida de manera normal, en caso de emergencia necesitarás la mayor cantidad de liquidez posible para solventar cualquier imprevisto, las personas tratan de convertir todos sus “papeles” a efectivo lo más rápido posible y entre más “papeles” cambien por dinero, el valor de cada “papel” es menor (oferta y demanda). La bolsa termina con menos “papeles” de valor que antes, entonces se dice que hubo una caída.

Es por esta razón que las bolsas caen, por el miedo de las personas de no tener dinero líquido en caso de una emergencia y por miedo a que el valor del “papel” caiga tanto que cuando lo necesites convertir a efectivo termines con menos dinero que con el que empezaste.

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